¿Alguna vez tuviste la oportunidad de amanecer con el ruido de la naturaleza? Bueno, durante la tercera misión del Rally Solidario Argentino disfrutamos muchos momentos así y en Cerro Colorado no fue la excepción. 

Luego de haber manejado durante siete horas y llegar al pueblo del norte de Córdoba cerca de las 5 a.m, nos desplomamos del sueño en las carpas que armamos en el comodísimo camping Los Mistoles. 

Tal cual les conté en el primer párrafo, a las 9 de la mañana abrí los ojos y desde mi bolsa de dormir disfruté durante un largo rato la tranquilidad del ambiente. 

Cuando me decidí a salir, noté que mis compañeros aún descansaban. Algo normal luego de tres días con intensas aventuras en las rutas de Argentina. 

Cerro - Colorado - Córdoba

Sin ninguna obligación por cumplir, aproveché que el predio tenía duchas y gocé de un cálido baño. Acceder al agua caliente quizás se vea como algo normal en estos días, pero durante una travesía de este calibre, fue un verdadero lujo. 

Al regresar hasta la tienda, todos ya se habían levantado. Charlamos un poco de cómo seguiría el día y llegamos a una conclusión: descansemos hasta la tarde y luego de almorzar seguimos viaje.

Una mañana de relax

No hay mucho para contar sobre lo sucedido hasta el mediodía, por el simple hecho que nos recostamos debajo de los árboles. El contexto se prestaba para disfrutar del lugar. 

A la hora de comer, descubrimos que en el mismo camping hay servicio de cocina. Fue el dueño quien nos dio elegir algunos platos tentadores y terminamos decidiendonos por unas buenas pizzas. 

Pegado al sector de carpas había una mesa. Allí nos sentamos para probar el exquisito almuerzo y recargar energías para todas las actividades que estaban por llegar. 

Pasadas las 15 horas, tras conversar con un viajero alojado en el camping que nos conocía de YouTube, pagamos la estadía y regresamos a la famosa Ruta Nacional 9. 

Antes de abandonar Cerro Colorado, dimos un pequeño recorrido con los vehículos. Nos hubiese encantado conocer la casa de Atahualpa Yupanqui, visitar la iglesia, probar algún plato en sus múltiples comercios o practicar senderismo en la zona, pero no se pudo. 

Iglesia - Cerro - Colorado - Córdoba

Durante el viaje de regreso planificamos volver al mismo sitio, pero la hoja de ruta cambió y tampoco se dio la oportunidad. ¡Ya llegará el momento indicado!

Primera vez en Santiago del Estero

La experiencia del Rally Solidario Argentino me regaló la cálida oportunidad de recorrer paisajes totalmente desconocidos. Ese sábado, 3 de abril de 2021, fue el día donde empecé a vivir esa experiencia. 

Luego de cargar combustible en Villa de María, Córdoba, cruzamos el límite provincial y estuve, por primera vez, sobre Santiago del Estero. 

En este tramo la ruta es muy interesante. Por donde mires hay pequeñas montañas y se avanza por un suelo muy inquieto. Curvas, subidas, bajadas. De todo encontrarás en la zona. 

También es importante destacar que es una zona sumamente camionera y es de público conocimiento que estas bestias motorizadas viajan por el país con mucho peso. 

¿Y por qué te cuento esto? Básicamente para que tengas paciencia cuando la recorras. Los camiones avanzan muy lento en las subidas y, aunque te tiente sobrepasarlos, no lo hagas. Por ahorrarte algunos segundos del viaje, podrías terminar ocasionando un accidente.

El encuentro de tres naves

Al momento de nuestro viaje el Covid-19 era una problemática bastante grande en Argentina. Es por eso que, además del Certificado de Circulación, también sabíamos que cada provincia tenía sus reglas. 

En casi todas eran las mismas pero, en Santiago del Estero, los protocolos se presentaban un poco más estrictos. Ahí está la explicación de por qué atravesamos dos controles policiales en menos de cuatro horas. 

Fue en Villa Ojo de Agua donde nos invitaron a detenernos por primera vez. Fue algo sencillo dado que solo preguntaron hacia dónde estábamos viajando y si pensábamos dormir en Santiago del Estero. 

Al responder que nuestro destino era Salta capital y que no teníamos planificado descansar en alguna ciudad de la provincia, nos desearon un buen viaje y seguimos adelante. 

¿Cuándo sucedió el segundo control? A 147 kilómetros del primero, en una localidad llamada Loreto. Ahí fueron las mismas preguntas, con el adicional de que nos pidieron los documentos de cada vehículo. 

Tras cinco minutos de permanecer detenidos sobre la ruta, continuamos nuestro rumbo. La idea era seguir hasta la ciudad de Santiago del Estero, pero una figura nos sorprendió al costado del camino y fuimos a conocerla.

Se trataba del Parque Homenaje a la Aviación: una pequeña plaza, protagonizada por un gigantesco avión que sirve de monumento. 

Nos gustó tanto el espacio que decidimos colocar los autos frente a la aeronave fuera de servicio y tomar varias fotos. Una de ella corresponde a la imagen principal de esta nota. 

Madre de ciudades

Luego de jugar a imaginar que esa plaza era una pista de aterrizaje, subimos una vez más a “La Bestia Roja” y a “La Foca Blanca” para completar los últimos 58 kilómetros que nos separaban de la Ciudad de Santiago del Estero. 

Nuestro ingreso tuvo lugar a las 21 horas. Era sábado por la noche y aún no se habían establecido los límites para el horario de circulación, por lo tanto, nos encontramos con algo de tránsito en las avenidas principales. 

Aunque no tuve la posibilidad de bajarme a recorrer el lugar, fue muy emocionante conocer esta inmensa urbanización apodada, de manera muy correcta, cómo “Madre de Ciudades”. 

Esta no es una nota donde nos enfocamos en los datos históricos, pero es necesario mencionar que la ciudad de Santiago del Estero se fundó el 25 de julio de 1553 y, con 467 años, es la más antigua de Argentina. 

¿Ahora se entiende por qué le dieron ese nombre? Fue en ese momento donde, casi sin pensarlo, anoté en mi lista imaginaria de “lugares por explorar” a este destino tan espectacular. 

Buenas noches, Ruta Nacional 34

Luego de atravesar el centro, tomamos un desvío para cruzar el Río Dulce e ingresamos a La Banda: una enorme ciudad, vecina a la capital provincial, que también tiene mucho por ofrecer. 

Allí aprovechamos para cargar combustible y, cuando el tanque estuvo lleno, nos adentramos en la Ruta Nacional 34 que sería otra gran compañera de aventuras en esta travesía del Rally Solidario Argentino. 

¿Cuál era nuestro objetivo? Pasar la noche en Rosario de la Frontera. La ciudad, emplazada en la provincia de Salta, está a 265 kilómetros de Santiago del Estero. 

No era un número tan alto y, en relación a las noches anteriores, aún teníamos mucho tiempo disponible para continuar rodando por el norte argentino. 

Sin más, empezamos a disfrutar esta parte del viaje por el nuevo camino que está en muy buen estado. A continuación les dejamos algunas recomendaciones. 

Este sector de la ruta avanza prácticamente en línea recta y no atraviesa pueblos, sino que se encuentra solo con las entradas de los mismos. 

Más allá de que nosotros la recorrimos de noche, a la vuelta hicimos el mismo camino de día y lo disfrutamos mucho más. Si es posible, lo ideal es viajar con la luz del sol iluminando el paisaje.

Es muy normal que, cuando cae el sol, al conductor promedio le agarre algo de sueño. A eso, si le sumamos las condiciones de esta carretera, se puede volver peligroso tras la inoportuna llegada de un cansancio extremo. 

¡Nadie te apura! Tomate tu tiempo, maneja con precaución y en pleno estado de lucidez. Así el viaje se disfruta mucho más, al mismo tiempo que se reducen los riesgos. 

¡Nos alejamos 100 kilómetros!

La Renault Kangoo y el Renault 4 ingresaron a la Ruta 34 a la par, sin saber que luego se separarían por más de 100 kilómetros. No estaba en los planes, pero sucedió. 

Resulta que nosotros, en la camioneta, íbamos primeros en la fila. La Bestia Roja nos seguía de cerca pero de golpe presentó una falla mecánica y se tuvo que detener. 

No era algo grave asi que el piloto pudo solucionar el inconveniente rápidamente pero, como no había señal para comunicarse con el celular, nosotros seguimos viaje y ellos se retrasaron. 

Al darnos cuenta de lo sucedido, tomamos la decisión de frenar para esperar a nuestros compañeros del vehículo vecino. ¿Dónde paramos? En un pueblito llamado 7 de Abril, perteneciente a la provincia de Tucumán. 

¿Tucumán? Así es. La ruta en ese tramo avanza por Santiago del Estero y, antes de llegar a Salta, hay 13 kilómetros que, por cuestiones geográficas, están dentro de Tucumán. 

Campamento improvisado

Bajo una leve cortina de agua nos estacionamos en un predio bastante grande, alejado unos 50 metros del camino. La idea era esperar hasta que llegara el Renault 4. 

El pequeño (pero muy poderoso) vehículo colorado llegó a las 23 horas. Frenó al costado de la camioneta y fue en ese instante que los cuatro empezamos a conversar sobre cómo continuaba la aventura.

No hubo mucho debate porque los conductores estaban muertos de sueño. Aún quedaban 80 kilómetros hasta Rosario de la Frontera y, tras hablarlo, tomamos la decisión de descansar en ese lugar para continuar al día siguiente. 

El único detalle es que el pueblo tucumano no tenía camping, por lo tanto, las carpas fueron armadas en ese sector lindero al camino, ubicado en una zona bastante resguardada y segura. 

Lo anecdótico es que yo no armé mi tienda de dormir. Debido a las dificultades que había tenido las noches anteriores, decidí evitar ese paso. Entonces… ¿Dónde pasé la noche? En la camioneta. 

Luego de disfrutar una excelente cena que Pablo (piloto, mecánico y chef profesional) preparó con una pequeña garrafa, aproveché mi baja estatura para acomodarme en los asientos del amplio vehículo. Ventajas de medir 1,65 mts. 

¿Y el resto del equipo?

Al igual que el cierre de la nota anterior, me dejo esta parte de la historia para el final. Como no estuve en el lugar, solo puedo contarles lo que escuché de sus palabras. Por suerte no se ahorraron ningún detalle. 

Su camino fue distinto. Desde Colonia Caroya, en Córdoba, avanzaron por la Ruta Nacional 9 hasta la ciudad de Santiago del Estero. ¿Y el cambio? Ellos no tomaron la Ruta 34, sino que continuaron por el camino ya mencionado, rumbo a San Miguel de Tucumán. 

Rally - Solidario - Argentino - Tucumán

Para ese entonces el Peugeot 404, modelo 1966, presentó un problema con el aceite. No fue impedimento para continuar recorriendo el país, pero sí generó demoras inesperadas. 

Al llegar a Tucumán, la intención del grupo fue pasar la noche en un hotel pero, por lo que nos contaron, no solo fue imposible encontrar seis camas, sino que también el centro de la ciudad más grande del norte argentino era un caos.

El hecho de maniobrar camionetas grandes, cargadas hasta el tope de donaciones, en una zona tan urbanizada y con tanto movimiento, se volvió algo sumamente estresante. 

No había energías para seguir manejando, pero lo intentaron. Por suerte, un hotel al costado de la ruta los sorprendió con dos habitaciones disponibles y nadie dudó cuál sería la próxima decisión a tomar. 

Sin querer, todos los integrantes del Rally Solidario Argentino pasamos la noche en la misma provincia. Dos sectores y dos situaciones totalmente distintas, pero todos dormimos en la pequeña pero interesante provincia de Tucumán.

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