Durante mi segundo día de viaje por Valparaíso, Chile, descubrí un sitio hermoso que ningún viajero debería omitir durante su paso por esta zona del mundo: las Dunas de Concón.
La historia de cómo llegué ya la describí con detalle en otra nota. Es por eso que en esta me enfocaré en narrar todos los sentimientos encontrados de aquella tarde.
¿A dónde llegamos?
El chofer del autobús cruzó Viña del Mar y Reñaca en cuestión de minutos. Con la ayuda de Google Maps identifiqué la parada adecuada para descender y logré avisarles con tiempo a mis amigas de Alemania que conocí ese día.
Fue poner un pie en Concón y ya me agarró la sensación de no saber dónde estaba. Nos quedamos parados algunos segundos sobre la vereda pensando cómo cruzar la Avenida Concon – Reñaca para acceder a la enorme montaña de arena.
Mi vestimenta no era la más adecuada para la ocasión porque el jean y el buzo nuevo (sí, el que me compré en Santiago de Chile), reducían la movilidad necesaria para escalar las dunas.
Entre risas dimos los primeros pasos pero cuando se presentó el cansancio ya nadie tenía energía para continuar la charla. No les voy a mentir. Es una subida exigente, pero vale la pena sin lugar a dudas.
Enamorado del paisaje
La cima cada vez estaba más cerca. Concentrado para no resbalar seguí avanzando junto a mis compañeras. El sol ya no iluminaba esa pendiente y el viento cada vez era más fuerte. Factores que no ayudaban para nada…
En el momento que mis ojos superaron el filo de la duna me quedé sin palabras. No había forma de asimilar lo que estaba observando porque parecía una obra de arte. Son de esos instantes que uno nunca olvidará.
Bajo mis pies estaba la otra pendiente de la enorme montaña de arena, iluminada por los últimos rayos del sol que se ocultaban en la profundidad del Pacífico. La enorme estrella parecía alineada a nuestra posición.
Durante 15 minutos no pude hacer otra cosa que sonreír. Fui vestido con ropa nueva pero no me importó nada. Los tres nos sentamos en la arena en silencio para ver uno de los atardeceres más lindos que me tocó presenciar hasta el momento.
El mejor mirador de la zona
Además de ser una opción perfecta para disfrutar un atardecer, las Dunas de Concón también es el sitio perfecto para gozar una vista panorámica enorme.
A pocos metros están los lujosos y enormes edificios de la localidad que se unen con los construidos en Reñaca. Si continúas observando, podrás señalar las playas de Viña del Mar, mirar el centro de Valparaíso y, con un poco más de empeño, detectar la zona del puerto ubicada a más de 20 kilómetros.
Si los ojos se desvían para el agua (algo que es inevitable) el margen de visión es aún mayor. No hay nada que interrumpa la vista hasta la línea del horizonte. Quizás, si tenes suerte, sobre el manto azul verás flotar algunos barcos que a simple vista parecen pequeños pero son utilizados para cruzar el mundo.
Así terminó el día
Poco se conversó durante la experiencia. Los tres sabíamos que era un momento único y no era necesario distraernos con palabras. Solo mantuvimos un breve diálogo para ayudarnos con las fotos.
El sol se fue y, si bien refrescó bastante, nos quedamos un poco más para ver como las luces de las ciudades se iban prendiendo poco a poco.
Nos fuimos de las Dunas de Concón a las 21. Aún teníamos que tomar el autobús, caminar hasta el hostel y en el camino comprar algo para cenar. Sin embargo, nada podía salir mal después de vivir una experiencia así.
Esa noche me fui a dormir muy feliz. Admito que no estaba en mis planes visitar el lugar porque estaba alejado de mi hostel, pero acepté el cambio y viví un momento único.
Tener todo planificado es importante para aprovechar un viaje al máximo, pero también hay que estar dispuestos a que las cosas cambien. Con responsabilidad y cuidados, estas aventuras inesperadas siempre son buenas.
Un poco más sobre Concón
Claro que las dunas no son lo único que tiene la comuna. Tal cual ocurre en Reñaca, su localidad lindera que ya pertenece a Viña del Mar, es una zona repleta de lujos.
Playas hermosas, enormes barrios residenciales, edificios muy altos con vistas al mar y centros comerciales; son algunos de los otros paisajes que encontrarás en la zona.
Gracias al transporte público es muy fácil visitarla pero eso no significa que todos los habitantes utilicen el mismo medio para desplazarse. Durante mis paseos por la zona me crucé un Ferrari último modelo y un Lamborghini anaranjado. Autos que cuestan más de US$ 290.000.
Sin lugar a dudas les recomiendo pasear por el barrio. Hay múltiples sitios por disfrutar, pero no se pueden ir sin antes conocer y dedicarle una hora como mínimo a las Dunas de Concón.