El Monumento Histórico Nacional a la Bandera es sin lugar a dudas el lugar más importante de Rosario. Además de impactar por su distintiva construcción, está a pasos del Río Paraná y guarda una historia espectacular. 

Hay quienes piensan que el monumento sólo abarca la torre principal de 70 metros de altura, pero no es así. Todo el área, incluido el espacio verde ubicado del otro lado de la Avenida Belgrano, conforman el Parque Nacional a la Bandera. 

En cuanto al sector donde se ubica la obra revestida en mármol travertino, cubre una superficie de 10 mil metros cuadrados y cada espacio, por pequeño que sea, tiene un gran significado para los argentinos. 

Una torre única en el mundo

La torre del Monumento Nacional a la Bandera es el punto de mayor atracción. Además de admirarla por fuera, en su interior tiene un espectacular diseño que se complementa con un ascensor, utilizado para llegar al mirador. 

En mi último viaje no tuve la posibilidad de subir, pero lo hice en años anteriores. Si bien hay edificios más altos alrededor, las vistas obtenidas desde este privilegiado sector son maravillosas porque se logra ver como el Paraná marca el límite entre Santa Fe y Entre Ríos. 

Antes de vivir la experiencia, recuerden pasar por la cripta en homenaje al General Manuel Belgrano.

Sorpresas bajo tierra

El Patio Cívico es el espacio centrado por detrás de la torre, diseñado en forma de escalinatas. Es conocido por ser el lugar donde más de 8 mil alumnos de cuarto año se paran para realizar la Promesa de Lealtad a la Bandera cada año, pero pocos conocen lo que hay debajo de las baldosas. 

Aún tengo pendiente mi visita a la Sala de Honor de las Banderas de América, pero ya quedé impresionado con las fotos del subsuelo. 

Seguida de este espacio, bajo tierra también está la Sala Antártida Argentina, diseñada para rendir homenaje a quienes reafirmaron nuestra soberanía en el continente antártico. Fue inaugurada el 20 de junio de 1975 y al día de hoy permanece en perfecto estado.

Homenaje de fuego

A pasos del Monumento Nacional a la Bandera se encuentra la Urna cineraria al Soldado Desconocido del combate de San Lorenzo. Su llama, que se mantiene constantemente prendida, atrae a todo tipo de viajero. 

Su posición es ideal. Al estar en el centro, desde acá se puede observar el fuego, girar la cabeza con el fin de mirar desde otro ángulo la torre y voltear una vez más para descubrir el Pasaje Juramento. 

Una buena idea que tardó en ser aceptada

En ambos lados del Pasaje Juramento, el cual permite conectar a pie la calle Buenos Aires con el Monumento Nacional a la Bandera, hay pequeñas fuentes de agua con bellas estatuas construidas por la artista tucumana Lola Mora.

Cuenta la leyenda que tras el 25 de mayo de 1910, cuando en Argentina se conmemoró el centenario de la Revolución de Mayo, Lola Mora sería elegida para diseñar el monumento rosarino. 

Su primera instancia fue construir las estatuas mencionadas, pero lamentablemente no fueron bien recibidas por la sociedad de la época y eso llevó a apartarla totalmente del proyecto. 

Tuvo que pasar casi un siglo para recuperar las obras y finalmente colocarlas en el lugar planificado. Sorprenden al visitante desde 1995. 

¿Por qué se eligió Rosario para construirlo?

Para narrar con detalles la situación que transitaba Argentina a comienzos del siglo XIX debería dedicar varias notas, pero como mi objetivo no es dar una clase de historia, voy a mencionar lo indispensable.

Tras conseguir adoptar la escarapela, el General Manuel Belgrano contaba con varias razones para diseñar la primera bandera nacional utilizando los mismos colores. 

Con intenciones de no llamar mucho la atención, dado que aún no se había logrado la independencia, Belgrano, sus tropas y algunos vecinos de Rosario se reunieron en el área donde está el actual monumento para izar por primera vez la celeste y blanca, el 27 de febrero de 1812.

58 años de idas y vueltas

Una serie de extensas planificaciones desencadenaron en que el 9 de julio de 1898 se coloque la piedra fundamental del Monumento Nacional a la Bandera en la Plaza Almirante Brown de Rosario, llamada Manuel Belgrano en la actualidad.   

12 años más tarde ocurrió el inconveniente con Lola Mora y las obras se paralizaron otra vez, hasta que en 1939 se llamó por decreto presidencial a un concurso de planos que debería estar definido en menos de 14 meses. 

Los arquitectos Ángel Guido y Alejandro Bustillo fueron seleccionados para llevar adelante la obra, iniciada en 1943 y finalizada el 20 de junio de 1957.

El más famoso, pero no el primero

El Monumento Nacional a la Bandera tiene fama internacional, pero no fue el primero de Rosario, ni tampoco el primero del país. 

A mediados de 1872 un ingeniero local montó una estructura de siete metros de altura en la isla fluvial del Espinillo ubicada frente a la ciudad mencionada, es decir, sobre el Río Paraná. 

Profesionales estiman que este monumento desapareció seis años después a causa de una importante inundación en la zona. 

Por otro lado, en Buenos Aires se instaló un Monumento a la Bandera el 2 de julio de 1938. Es 19 años más antiguo que el rosarino y continúa en pie al día de hoy en Florencio Varela, al sur del conurbano bonaerense. 

Horarios y días de visita

¿Leíste hasta el final de la nota? Entonces el Monumento Nacional a la Bandera realmente te interesa y por eso voy a concluir contándote cuáles son los días y horarios para visitarlo. 

El Parque Nacional está abierto las 24 horas, pero si queres acceder al mirador de la torre y/o caminar por la Sala de Honor de las Banderas de América y la Sala Antártida Argentina, solo podrás de martes a domingo de 9 a 18. Los lunes y días posteriores a un feriado el único horario permitido es de 14 a 18.

Tomar el ascensor al mirador cuesta 20 pesos argentinos por persona, a excepción de menores de cinco años y personas con discapacidad.

La Municipalidad de Rosario anuncia que también hay visitas guiadas. Éstas tienen lugar los miércoles y viernes a las 11.30. Sábados, domingos y feriados son a las 11 hs.