San Miguel del Monte es un gran resumen de la historia de Buenos Aires. Al ser una de las ciudades más antiguas de la provincia, analizar sus cambios es apasionante, por eso, en esta nota te invitamos a conocer los detalles sobre cómo pasó de una fortaleza española a un gran centro turístico. 

Aunque está ubicada a 102 kilómetros de La Plata y a 112 kilómetros de CABA, este destino creció tanto que es imposible llamarlo “pueblo”. Si, aún son muchos los que respetan las viejas tradiciones, pero la urbanización hace años que tomó la magnitud de una ciudad. 

Antes de indagar sobre su apasionante historia, conversemos sobre cuales son las mejores alternativas para visitar “Monte”. 

Su posición en el mapa es ideal porque forma una especie de “triángulo” con las dos ciudades mencionadas anteriormente. 

Si te encontrás en la capital de la provincia, La Plata, conducir por la Ruta Provincial 215 es lo ideal. Es un tramo prácticamente en línea recta, que además te permitirá conocer otros puntos históricos de la provincia como Coronel Brandsen y Gobernador Udaondo.

En el caso de que te encuentres en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en cualquier punto del conurbano bonaerense, el plan ideal es tomar la Ruta Nacional 205 (o la Autopista Ezeiza – Cañuelas) hasta ingresar en la Ruta Nacional 3 que conduce al corazón de Monte. 

Guardia de Monte

Corría el año 1760 y la joven Buenos Aires aún se encontraba, como el resto del país, gobernada por España. Fue en ese momento cuando el rey aprobó el proyecto de construir un fuerte en la zona donde hoy está San Miguel del Monte. 

Este punto geográfico era conocido como “la frontera”, es decir, la línea divisoria entre los españoles y los nativos. Queda muy claro el concepto de que no era un ambiente tranquilo porque ambos grupos luchaban a diario para ganar territorio. 

Hacia 1776 el fuerte había quedado medio debilitado y por eso desde la realeza se envió “personal” para restaurar lo que estaba en pie y crear cinco fortines más. 

Si de historias oscuras hablamos, la más recordada es la “Navidad trágica de 1778. Sobre las tierras que hoy son San Miguel del Monte hubo una gran batalla. Al parecer, los europeos fueron sorprendidos y los nativos tomaron ventaja. 

El suceso dio que hablar, por lo tanto se impulsó un proyecto mucho más grande: avanzar hacia otras regiones, crear fuertes por todos lados y en cada uno elevar viviendas para formar una población estable. Esos fueron los inicios de San Miguel del Monte. 

A crear un sitio importante

Juan José de Sardén fue el español encargado de esta enorme tarea y, en la actualidad, muchos lo consideran el fundador de Monte. 

La primera construcción de importancia que llevó a cabo Sardén fue una pequeña capilla, inaugurada el 18 de noviembre de 1779. El cambio en el paisaje fue de tal magnitud que entre vecinos se lo señala con la fundación del pueblo, no oficial. 

Aunque ya se habían instalado algunos aventureros, el 21 de mayo de 1780 ocho familias, integradas por 42 personas, fueron enviadas hacia este territorio y se convirtieron en los primeros vecinos de San Miguel del Monte. 

Tras el cambio de siglo, el sitio continuó en pleno crecimiento territorial y demográfico. Llegado el año 1812 surgió la necesidad de educar a todos los niños, por lo tanto, comenzaron los planes para crear La Benemérita Escuela Primaria Nº 1 José de San Martín. 

Luego de inaugurar la segunda escuela más antigua de Buenos Aires, las condiciones ya eran ideales para llevar a cabo la creación por ley de San Miguel del Monte.

El periodo fue largo porque en el medio la Argentina se independizó (1816), pero finalmente se logró. 

Tras incorporar nuevas tierras, que hasta el momento eran de San Vicente, se fundó el 25 de octubre de 1864. 

Monte bajo una nueva mirada

Cuando comenzó el siglo XX la ciudad ya era vista con otros ojos. Parecía que la función de fortaleza había quedado en la historia y poco a poco tomó un perfil vinculado a lo turístico. 

Además de invitar a viajeros de todo el mundo para que se establecieran en el lugar, también se iniciaron trabajos de adaptación en el territorio con el fin de cumplir los nuevos objetivos. 

La voluntad de crecer vino acompañada de la tecnología. Hacia 1916 se estableció la primera usina de la zona, que permitió acceder al servicio eléctrico con suma comodidad.

Y los últimos 104 años transcurrieron bajo una historia parecida. Nuevos colegios, barrios más amplios, mejores accesos para los visitantes, restauración de los edificios históricos. Todo lo que significaba progreso, allí se puso en marcha. 

Su famosa laguna

Más allá de que la ciudad tiene una historia increíble, muchos visitantes llegan a San Miguel del Monte para disfrutar de múltiples maneras su espectacular laguna. 

El espejo de agua, que se formó mediante la erosión producida por el viento, en una época recordada por climas muy secos, hoy cubre una superficie de 720 hectáreas en un radio de 15 kilómetros y su profundidad máxima alcanza los 2,5 metros. 

Sinceramente, no podes visitar Monte si no pasas un tiempo en la laguna. Además de que está perfectamente cuidada, a su alrededor tiene paseos peatonales, balnearios privados y hasta sectores públicos para sacarle el mejor provecho. 

Si te gusta la aventura, también podrás alquilar un kayak para navegar o, si contas con un poco más de dinero, llevar tu pequeña embarcación para practicar el deporte acuático que más te guste. 

Cualquier sitio que la rodea es espectacular para disfrutar una jornada de pura naturaleza, siempre acompañado/a con el mate y algunos bizcochitos de grasa. 

Lugares con historia

Aunque lamentablemente mucha gente llega a San Miguel del Monte por su laguna, al día de hoy todavía se pueden disfrutar muchos espacios con grandes historias que están ahí, disponibles para que las conozcas cuando quieras. 

Uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad es la Iglesia Parroquial San Miguel Arcángel. Se inauguró en 1867 y, más allá de todos los cambios que hubo a su alrededor, aún se mantiene intacta. Ideal para quienes sean fanáticos de estas construcciones.

Hacia 1987 un enorme rancho, que pertenecía a Juan Manuel de Rosas, fue trasladado desde su sitio original (a 30 km) hasta su ubicación actual, donde se encontraba la antigua Guardia de Monte, en pleno centro de la ciudad. 

Más allá de que para muchos sea un personaje polémico de la historia argentina, recorrerlo permite prestar atención con mucho detalle en la forma de construir casas a mediados del siglo XIX. 

Y es imposible olvidar la gran estación ferroviaria. Fue, es y ojalá que sea muy importante en un futuro. Hasta nuestros días se mantiene en pie, recibe muchos trenes cargueros y algún que otro de pasajeros. 

Lo tiene todo

San Miguel del Monte es así. Los viajeros tienen diferentes gustos y esta ciudad puede dejar conforme a todos.

Se presta para analizar una mezcla de historia con leyendas, mientras entre risas miras cómo el atardecer tiñe de naranja el reflejo del sol con el agua.


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