Mi viaje familiar a Puerto Madryn fue por tierra y, si bien son más horas de viaje, tener un vehículo te brinda más comodidades para conocer los alrededores de la ciudad. Uno de los paseos que realizamos fue a Puerto Pirámides, el pequeño pueblo que se volvió una joya de la Patagonia.
Nuestro recorrido comenzó cerca de las 8 de la mañana, cuando abandonamos Madryn por la Ruta 1. A los pocos minutos de viaje, el trazado se encuentra con la Ruta Provincial 2, camino que permite acceder a la maravillosa Península de Valdés.
Dado que es un área protegida y cientos de personas trabajan para cuidarla, todos deben pasar por un control emplazado en el único acceso terrestre. Cada ocupante también debe abonar una mínima tarifa para acceder a este sector de la provincia de Chubut, que tiene nueve Patrimonios de la Humanidad declarados por la Unesco.
La última lista de precios anuncia que el visitante extranjero debe pagar $850. En caso de ser residentes argentinos la cifra disminuye a $450 y, para los que vivan en Chubut, la suma final es de $130.
Llegar al paraíso
Tras 95 kilómetros de viaje en donde el característico suelo patagónico es el único paisaje, la tierra se abre para dar lugar al precioso Puerto Pirámides. El último tramo del camino es en completo descenso hasta llegar a la orilla del Golfo Nuevo.
Si bien la vista es única, el sector tiene muchas curvas, por lo tanto quien esté al volante no debe dejarse llevar por la naturaleza. Siempre hay que mantener la vista sobre la calzada.
A pesar de que el poblado tiene muchas calles para recorrerlo, les recomiendo estacionar y descubrirlo a pie. Bajar a la playa principal, pasear por la avenida principal, alcanzar la Lobería y disfrutar un buen plato de comida, son algunos de los atractivos para quienes solo están algunas horas.
Más y más ballenas
Como les conté en la anterior publicación, todo el Golfo Nuevo es elegido por la ballena franca austral para aparearse, tener a su cría y acompañarla en los primeros días de vida.
Si bien Madryn es un sitio excelente para observar este espectáculo de la naturaleza, especialistas aseguran que Puerto Pirámides recibe aún más ejemplares cada temporada.
Estos se pueden observar desde la línea costera gracias a las condiciones del terreno y, quienes deseen tener una vista aún más amplia, deberán trasladarse a la Punta Pirámide, ubicada a 4 kilómetros del centro.
Luego de recorrer un camino de ripio y repleto de pendientes, se encuentran diferentes miradores. El más cercano a la costa se llama Mirador Lobería (no es el mismo que está a pocos metros de la avenida principal) y, tal cual se anuncia con su nombre, también es el sitio ideal para admirar los lobos marinos. La foto principal de esta nota la tome en este sector.
Fundada por un antiguo recorrido ferroviario
Los primeros registros de habitantes en esta zona datan del siglo XVIII, pero la fundación del Puerto Pirámides tuvo lugar el 14 de julio de 1900. Aquel día de invierno marcó un antes y un después porque se inauguró el Ferrocarril de Península Valdés.
El tren carguero solo estuvo 20 años en funcionamiento, pero fue la razón por la cual 1200 personas se mudaron. Los primeros pobladores crearon construcciones que hasta el día de hoy continúan en uso.
Cuando el tren dejó de funcionar, el 88% abandonó el lugar. Este sitio apuntaba a tener el mismo destino que muchos otros poblados desolados de la Patagonia, pero su gente nunca bajó los brazos y a mediados de 1970, el turismo lo sacó a flote.
De 151 habitantes en 1991, el lugar registró 565 estables en 2010. Hoteles, campings y comercios volvieron a abrir sus puertas para recibir a miles de visitantes.
Hoy en día es el único lugar del Golfo Nuevo para subirse a un bote y salir a recorrer las aguas en busca de ballenas. Por otro lado, también es un punto muy elegido por turistas para disfrutar el verano.