Me animo a decir que las Cataratas del Iguazú están entre los tres sitios más famosos de la Argentina. Naturaleza en su máxima expresión son las palabras más adecuadas para sintetizar todos los sentimientos que a uno le genera conocerlas. 

Desde las últimas décadas del siglo XIX, millones de personas tomaron la decisión de viajar al país para descubrirlas mediante extensos recorridos por sus pasarelas. 

Gracias a las condiciones del clima en Misiones, donde las temperaturas pocas veces descienden a 20°C, se puede visitar el Parque Nacional Iguazú en cualquier época del año. 

Antes de narrar mi experiencia quiero dejar en claro que todas las instalaciones están preparadas para el turismo, brindando completa asistencia y seguridad. 

El parque nacional es enorme. Aconsejo elegir los paseos a realizar con anticipación en el caso de no poder hacer más de una visita. 

Nos adentramos en la naturaleza

A las Cataratas del Iguazú hay que dedicarle un día como mínimo y por eso iniciamos el viaje bien temprano. Salimos de la cabaña en Riberas del Paraná a las 8 de la mañana para rodar por la Ruta Nacional 12 durante 45 minutos. 

Los paisajes de la selva misionera son hermosos. Con la mirada perdida entre los árboles llegamos a la intersección con la Ruta Nacional 101 y giramos a la derecha para completar el último tramo. 

Llegamos temprano y por eso debimos esperar algunos minutos luego de retirar las entradas a un precio bastante accesible. Una vez dentro, nos subimos a un pequeño tren ecológico sin saber las aventuras que teníamos por delante. 

Tips para disfrutar el paseo

Uno es libre de hacer el recorrido que quiera dentro del parque pero hay algunas recomendaciones útiles para poder disfrutarlo al máximo, principalmente en el caso de tener un solo día para visitarlo. 

Luis, el amable dueño de las cabañas donde nos hospedamos, nos aconsejó visitar primero la Garganta del Diablo y luego completar recorridos por las pasarelas más bajas. 

Si bien en las 67.720 hectáreas que componen el parque nacional hay 275 saltos, la Garganta del Diablo es el más famoso porque el agua cae desde 82 metros de altura con mucha intensidad y el espectáculo se puede observar a una distancia de 50 metros. 

Pero… ¿Porqué es recomendado visitarlo temprano? En esta zona las pasarelas no están cubiertas con árboles y por lo tanto no existe sombra. Hay que recordar que un día de verano Misiones alcanza los 40°C con facilidad, entonces si haces este paseo a la mañana, cuando las temperaturas son un poco más bajas, vas a sufrir mucho menos el calor.

Pasarelas y más pasarelas

Luego de quedar impactados con la Garganta del Diablo, tuvimos la oportunidad de conocer otros saltos de menor caudal pero igual de asombrosos. 

Para ese momento el reloj marcaba las 12 del mediodía y el calor era intenso, pero gracias a los árboles la exposición al sol no fue directa. 

Si bien el Parque Nacional Iguazú tiene un montón de sitios para comer, nosotros llevamos empanadas caseras que disfrutamos frente a un paisaje privilegiado. Muy recomendado contar con algo de comida en la mochila para evitar las enormes filas en los comercios. 

A paso firme avanzamos durante toda la tarde y nos cansamos de ver cascadas, animales de todo tipo y una vegetación única. Sin lugar a dudas, una experiencia fabulosa. 

¿Cómo desplazarse?

En los primeros párrafos de esta nota mencioné la existencia de un tren turístico y ahora vuelvo a tocar el tema para volcar más detalles. 

Los pequeños vagones avanzan lento por los sectores principales del parque nacional y son la mejor opción si queremos aprovechar el tiempo. Además de ser un momento de descanso, sentarnos permite observar la naturaleza desde otro ángulo. 

La entrada y la estación “Garganta del Diablo” son las cabeceras, por lo tanto en el medio existen diferentes paradas. Como podrán imaginarse, nuestra experiencia inició con el recorrido de punta a punta para luego visitar las zonas restantes. 

No tiene un costo adicional y se lo puede tomar la cantidad de veces que uno desee dentro del horario establecido por el parque. Es normal que muchas personas se amontonen en las paradas. No te asustes si no llegas a entrar en la formación porque circulan con una frecuencia alta. 

Un poco de historia

Las Cataratas del Iguazú son una frontera natural e internacional entre Brasil y Argentina, por eso un 80% corresponde al Parque Nacional Iguazú y el 20% restante al Parque Nacional do Iguaçu.

Yo solo tuve la oportunidad de conocer el sector argentino, pero viajeros amigos recomiendan mucho acceder al brasileño para tener una vista diferente. 

Lo cierto es que la naturaleza creó las cataratas mucho antes de que se estableciera la frontera y, aunque no me creas, éstas surgieron como resultado de una erupción volcánica. 

Millones de años pasaron hasta que el español Álvar Núñez Cabeza de Vaca se las topó en 1542 cuando realizaba una travesía desde el océano Atlántico hasta Asunción del Paraguay. Al ser el primero, se tomó la molestia de bautizarlas como “saltos de Santa María”.

Tras el paso de los jesuitas y la corona española, la zona quedó en manos del gran arquitecto paisajista Carlos Thays, que en 1902 fue enviado por el Ministerio del Interior de Argentina a realizar un análisis y dejar todo preparado para crear el Parque Nacional Iguazú el 9 de octubre de 1934.

Desde ese entonces la cantidad de turistas se incrementó a pasos agigantados, mejoró cuando en 1984 el parque fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se duplicó tras ingresar a la selecta lista de las “Siete maravillas naturales del mundo” en 2011.

Datos y recomendaciones importantes

Si bien el parque nacional está integrado por dos países, no existe la posibilidad de cruzar la frontera por el mismo. Hay dos ingresos totalmente diferentes en cada nación. 

El caudal de agua promedio de las cascadas es de 1.800 m³ por segundo y en julio de 2014 alcanzó los 50.000 metros cúbicos por segundo. Las cifras son asombrosas y reflejan la potencia de la naturaleza, por eso, bajo ningún punto de vista abandones los senderos establecidos. 

Además del paseo en tren y las pasarelas, existe la posibilidad de navegar. Con profesionales al volante, hay todo tipo de paseos en grandes embarcaciones. Aún no viví experiencia pero dejo todos los datos por si te interesa. 

Evitar alimentar a los animales de la zona. Lamentablemente es normal observar que lo hacen y eso implica dos riesgos: causar un impacto negativo en la fauna local y exponerse a posibles ataques.

Llevá mucha agua. Durante todo el año las temperaturas son altas y, sumado al cansancio físico, no estar bien hidratado puede traer grandes problemáticas. Recomiendo 1,5 litros por persona. (Cuando la botella se vacía tiene que regresar a la misma mochila de donde salió o ser depositada en un cesto de basura).

Contar con buen calzado. Las distancias son enormes y no tener zapatillas adecuadas para caminar puede llegar a generar molestias y hasta lastimaduras. 

Cuida tu piel. No importa si el día está nublado o es temporada de invierno. El sol hace lo suyo y puede causar serios problemas en el cuerpo si no contás con algún protector solar y un gorro.