Lobos, la famosa ciudad de la laguna, tiene mucho más que ese bonito espejo de agua. Hoy vamos a descubrir cada detalle de su centro histórico, vinculado a diferentes épocas y momentos de la historia nacional. 

En el marco de nuestra segunda acción presencial como Embajadores Locales de Destinos Turísticos Inteligentes, ya te contamos cómo llegamos a la ciudad el último fin de semana de febrero, en 2021. 

Tras la cálida bienvenida, seguida de un increíble desayuno con productos regionales, iniciamos un recorrido histórico que nos permitió conocer los cambios culturales, sociales y arquitectónicos del lugar. 

El momento previo al paseo fue excelente. No solo sirvió para presentarnos, sino que también disfrutamos un café con el nombre de nuestra cuenta de Instagram (@diariode_viaje) en el vaso y probamos exquisitos dulces hechos en Lobos.

Sin darnos cuenta, durante esos instantes permanecimos en el hall de entrada del Cine Teatro Italiano Lobos. Recién lo notamos al momento de la charla inicial, que dio lugar a un paseo espectacular. 

Cine Teatro Italiano Lobos

Al finalizar el desayuno, empezamos la recorrida por un sitio único, donde no se puede acceder con alimentos. 

Desde el punto de partida nos acompañó una guía muy instruida, quien nos reveló detalles valiosos sobre la construcción, sus leyendas y la importancia que aún mantiene a nivel provincial. 

El Cine Teatro fue inaugurado en 1918, por lo tanto, ya superó el siglo de vida. Aunque los vecinos de Lobos tenían costumbres muy distintas en ese momento, el lugar lo disfrutaron todas las clases sociales. 

En la actualidad tuvo que cerrar algunos meses por la pandemia del Covid-19 y recién empieza a recuperar su público, pero en tiempos habituales, su escenario es pisado por las obras más importantes del país. ¡Nadie se pierde la oportunidad!

También su ubicación es de gran relevancia. Se encuentra sobre la calle 9 de Julio, a 300 metros en línea recta de la estación ferroviaria y a 150 de la Plaza 1810, identificada como el corazón de la ciudad. 

Una cuestión de clase social

Tras la inauguración, el Cine Teatro Italiano se convirtió en un lugar muy concurrido, con opciones para todos los presupuestos y familias. 

Cuenta la historia que las butacas enfrentadas al escenario, así como también los palcos habilitados para un máximo de cuatro personas en cada uno, eran espacios destinados al público adinerado.

Luego hay un primer piso, donde podrían ubicar a la clase media, y finalmente el segundo nivel (o “gallinero”), en el cual todos los espectadores permanecían de pie y amontonados, luego de abonar la entrada más barata. 

Algo curioso es que hoy los tres niveles están conectados por escaleras internas, pero no siempre fue así. Con el objetivo de no mezclar a las personas, los ricos ingresaban por la puerta principal y los pobres debían utilizar un acceso lateral. 

Aunque todos iban a mirar el mismo show, no había conexión entre los niveles. Hoy las cosas son distintas, todos los espectadores tienen las mismas comodidades y el segundo piso, que continúa sin asientos, casi ni se utiliza. 

Araña precipitada

En el momento que ingresamos a la sala principal, la mirada de todos los embajadores DTI fue puesta en la hermosa lámpara estilo araña, que cuelga desde el techo con mucho glamour. 

La guía nos contó que la original se cayó al suelo muy poco tiempo después de haber inaugurado el teatro en 1918. 

Debido al hecho, surgió el interés de volver a construirla y aparecieron dos problemas: económicos y de diseños. Resulta que el plano original se perdió, entonces nadie supo fabricar una igual a la araña original. 

En medio del debate, un buen hombre apareció y comunicó que quería donar una para iluminar todo el teatro. Desde entonces, permanece en lo más alto del edificio. 

Esta belleza tiene cerca de 45 mil cristales y su peso ronda los 400 kilos. Instalarla no habrá sido sencillo pero valió la pena, dado que es un emblema local. 

Cambios y restauraciones

No es novedoso contar que un edificio con 103 años de antigüedad requiere un mantenimiento constante.

Durante el siglo XX se sometió a varios y el último se llevó a cabo en 2015. Los trabajos quedaron tan bien que el sitio fue declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la ciudad de Lobos. 

Hubo muchas horas de trabajo para conseguirlo pero el resultado fue bueno. Hoy apreciamos un teatro antiguo, con algunos sectores que se mantienen de manera original y otros que son nuevos, pero se adaptan perfectamente. 

De todos los espacios, el escenario, a donde tuvimos la oportunidad de subirnos, fue el que más modificaciones recibió. ¡Hubo que reconstruirlo casi en su totalidad!

Las obras llegaron hasta el nivel de suelo y luego se montó otro mucho más moderno, capacitado para brindar todas las comodidades a los artistas que allí se presentan.

Hoy solo quedó el techo y las paredes originales en el sector. Todo lo demás es nuevo, así como también los camarines que antiguamente estaban debajo del escenario pero en la actualidad fueron emplazados por detrás del mismo. 

¡A seguir con el recorrido!

Tras esta increíble primera parte, picamos algo más del desayuno, nos regalaron un jugo para hidratarnos y salimos a continuar explorando el casco histórico de Lobos. 

El paseo lo iniciamos con Ignacio y Marisol. Sinceramente, dos profesionales que saben todo sobre el lugar donde crecieron. 

Mientras avanzamos en grupos divididos por cuestiones de protocolo, llegamos a la esquina del Banco Provincia: un edificio construido en 1835, que sigue funcionando como banco y que hasta cuenta con una reseña histórica de la ciudad, plasmada sobre maquetas. 

Casi en diagonal al banco, nos frenamos frente a la Biblioteca Albino Capponi. Es una de las seis que hay en todo el lugar, fue inaugurada en 1902 y es de los edificios más antiguos que aún continúan en pie. 

100 metros de pura historia

La breve caminata nos permitió llegar a la calle Salgado Oeste, donde rápidamente encontramos una cuadra de 100 metros que solo tiene tres edificios: el Club Social, la Municipalidad y la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. 

Obvio que en todo Lobos hay historias por contar, pero los sitios que mencionamos en el párrafo anterior marcan momentos claves. Allí se fundó la ciudad y hasta el día de hoy siguen siendo puntos importantes. 

En la esquina con la calle Buenos Aires está el Club Social. Desde su primer día es identificado como un lugar de encuentro, donde siempre sirvieron buenos platos de comida. 

La única diferencia es que a fines del siglo XIX sólo podían ingresar personalidades de las clases altas y hoy, en 2021, cualquiera que tenga ganas de disfrutar un buen momento tiene el acceso permitido. 

Al lado y en línea con el centro de la Plaza 1810, está el edificio Municipal. Fue construido en 1944 y su arquitectura es simple. No es muy fotogénico, pero claro que es de los más importantes en Lobos. 

El punto fundacional

¿Y la iglesia? La dejamos para lo último porque su historia es asombrosa y requiere precisión a la hora de ser contada.

El templo actual fue construido en 1906, fue diseñado con una sola torre y cubre toda la esquina de las calles Salgado Oeste y General Belgrano. 

Por detrás se encuentra la casa parroquial, edificada en 1930, como parte de una serie de remodelaciones para ampliar las instalaciones. 

Iglesia Nuestra Señora del Carmen - Lobos - Buenos Aires.

Tuvimos la oportunidad de explorar su interior, donde hay todo tipo de elementos religiosos, un altar espectacular y hasta una fuente donde se cree que bautizaron al ex presidente de la Argentina, Juan Domingo Perón. 

¿Que hacía Perón en Lobos? Él nació allí y vivió durante toda su infancia. Obvio que la casa donde pasó muchos años continúa en pie, pero por motivos de la pandemia, en febrero de 2021 todavía no podía ser visitada. 

La tercera en la historia de Lobos

De nuevo con la iglesia, te contamos que el edificio actual no fue el primero en construirse. Mejor dicho, es el tercero en la seguidilla de momentos realmente históricos. 

Todo el territorio de Lobos fue adquirido por una familia en 1802, gracias a que el Virrey Vertiz entregó las tierras ni bien comenzó el siglo XIX. 

La pareja decidió construir una pequeña capilla y, en cuestión de años, ya había un buen número de casas edificadas en los alrededores de la misma. 

El 2 de junio de 1802 lograron inaugurar el templo, sin saber que años más tarde tomarían ese suceso como la fundación de Lobos. ¡La fecha aún se mantiene!

Un rincón repleto de leyendas

Pasaron los años y el establecimiento quedó pequeño ante el aumento demográfico, por lo tanto, el mismo arquitecto que diseñó la antigua aduana de Buenos Aires, Edward Taylor, llegó a la joven ciudad bonaerense para construir una segunda iglesia.  

A más de 100 años de fundar la ciudad, surgió la necesidad de nuevos trabajos en el sitio y así fue como elevaron el templo actual. 

Cuenta la leyenda que todas las construcciones fueron diseñadas sobre las tierras que antiguamente sirvieron como el primer cementerio de la ciudad. ¡Pasó lo mismo con Carmen de Areco! ¿Te acordás de nuestra visita? 

Plaza 1810

Cerca del mediodía, esta hermosa vuelta por pleno centro de Lobos finalizó en la Plaza 1810. Ya lo describimos cómo el “corazón de la ciudad” y lo volvemos a mencionar porque cada palabra es cierta.

Plaza 1810 - Lobos - Buenos Aires.

Su existencia data desde los primeros días. Se fundó Lobos con la inauguración de la iglesia y el paso siguiente fue delimitar la plaza, que aún permanece enfrente. 

Obvio que en 219 años muchas cosas cambiaron y este espacio verde no fue la excepción. Su nombre original fue “Plaza Buenos Aires” pero luego de la Revolución de Mayo en 1810, le cambiaron el nombre. 

El centro de todo

Aunque no es un espacio grande, representa al centro de la ciudad y es por eso que todos los vecinos la eligen día a día para expresar sus emociones. 

En palabras de la guía, Marisol, “un equipo de fútbol gana un torneo y todos celebran en la plaza”, “hay un desacuerdo y las manifestaciones ocurren en la plaza”, “amaneció el día con buen clima y todos a la plaza con el mate”. 

Sea la razón que sea, cada vez que un lobense quiere moverse en sociedad, recurre a la muy hermosa Plaza 1810. 

Piedras anaranjadas que decoran el camino, árboles de todo tipo y hasta monumentos bien mantenidos, forman parte del paisaje en este cuadrado de naturaleza. 

De todos, el “Monumento a la Madre” es el que más nos llamó la atención. Se lo emplazó en el centro, está rodeado de plantas y, aunque no tiene 200 años porque allí también hubo un molino y hasta glorietas, ya es un símbolo de Lobos. 

¿Cómo siguió el día?

Perdón, pero en esta nota no podemos responderte esa pregunta. Habrá que esperar a la próxima para contarte que nos invitaron a almorzar en…

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