En el barrio porteño de Puerto Madero, a metros de la Reserva Ecológica, encontrás la bella Costanera Sur: un antiguo paseo de la ciudad, famosa por haber sido el primer balneario porteño.

Desde su creación, a comienzos del siglo XX, hasta la actualidad, muchas cosas han pasado en el medio. Hoy no se encuentra como en sus años dorados, pero de todas formas es un sitio espectacular. 

¿Te gusta caminar? ¿Te interesa la historia? Entonces este lugar es ideal para vos. Se trata de un sendero público, donde a toda hora podrás avanzar paso a paso disfrutando del ambiente local. 

¿Cómo llegar? Es sencillo. Si te gusta el Subte, hay tres líneas cercanas que terminan en la Plaza de Mayo. Si preferís el colectivo, sobran las opciones y una de las más populares es el número 4. 

Obvio que caminar o viajar en bicicleta también son alternativas excelentes. Con ayuda de Google Maps, acá te dejamos las indicaciones para ingresar a la Costanera Sur. 

Años de experiencias

Al momento de escribir esta nota, en El Diario de Viaje surgieron muchas anécdotas. En base a las experiencias vividas por cada uno, este sitio de Buenos Aires supo despertar recuerdos muy bonitos en nuestras mentes. 

A lo largo de 40 años observamos su cambios  y todos coincidimos en que ahora, en 2021, se encuentra en un buen momento. Aún queda trabajo por hacer, pero se puede.

Desde largos paseos en verano hasta correr el colectivo con miles de abrigos en invierno, Costanera Sur es un sitio que visitamos con mucha frecuencia. 

Al ser una zona ideal para pasear en familia y estar muy cerca de casa, siempre está la posibilidad de responder “Vamos a la Costanera” cuando alguien pregunta “¿Por donde paseamos este domingo?”. 

El primer balneario de Buenos Aires

Buenos Aires mira hacia el Río de la Plata desde su fundación, pero hasta el siglo XX nadie tuvo la idea de crear un balneario en la zona. 

Esta idea surgió como proyecto formal en 1916, cuando el Gobierno de la Ciudad notó la existencia de un espacio sin uso sobre las costas del río, que había surgido tras la creación de Puerto Madero. 

Durante el año mencionado, el paisajista Benito Javier Carrasco fue elegido para estudiar el suelo y al poco tiempo indicó que sería un sitio ideal para fomentar el turismo porteño. 

Cuenta la leyenda que allí había aguas termales, por lo tanto el primer proyecto fue colocar piletas. Sin embargo, hubo un cambio de último momento que impulsó la construcción de Costanera Sur. 

Los trabajos fueron aprobados en junio de 1916, pero recién comenzaron dos años más tarde. Hubo demoras pero se pudo trabajar con prisa y el 11 de diciembre de 1918 se inauguró el balneario.

¿Dato curioso? Esta playita, emplazada entre las calles Belgrano y Brasil, quedó habilitada antes de construir el espigón conocido hasta nuestros días. 

Una playa con muchas normas

Habilitar una playa de estas características, en plena ciudad de Buenos Aires, fue un cambio rotundo en el paisaje. 

Pero, veranear hace 100 años no era una actividad similar a la actual. Resulta que había muchas normas establecidas y en Costanera Sur no se olvidaron ninguna. 

Partamos de la base que las mujeres no podían meterse al río en la misma zona que los hombres. Estaban divididos. 

Luego, existían cerca de 300 casillas para que todos se colocaran los trajes de baño, que tapaban casi todo el cuerpo y debían estar en perfecto estado. 

¿Había límites con el horario? Si. Los únicos momentos del día para bañarse eran de 6 a 11 y de 15 a 19. Dentro de todo parece que era un margen bastante amplio, pero hay un detalle: nadie podía permanecer más de 30 minutos en el agua. 

Un éxito total

Al terminar el espigón de Costanera Sur, todo quedó muy bonito pero nadie podía confirmar si los vecinos tendrían ganas de visitarlo. Más allá del temor, fue un éxito total y pronto alcanzó sus años dorados. 

El balneario siempre estaba repleto y en el paseo peatonal, decorado con faroles y maceteros traídos desde Francia, era recorrido por miles de personas a toda hora. 

Al convertirse en un punto tan popular, en 1924 hubo que ampliarlo hasta la Avenida Córdoba, hoy conocida cómo Cecilia Grierson. 

Por otro lado, debido a que la zona carecía de comercios, el Gobierno de la Ciudad contactó al arquitecto húngaro Andrés Kalnay para que diseñara un enorme polo gastronómico. 

El profesional trabajó sin descanso con el objetivo de inaugurar en tiempo récord muchos locales, entre los cuales predominaban las cervecerías. 

De todos, Cervecería Munich, inaugurado el 21 de diciembre de 1927, fue el más famoso. Hoy en día las instalaciones son utilizadas por el Centro de Museos de Buenos Aires, que a su vez se lo eligió durante el 2020 como punto de testeo para la COVID-19. 

¿Qué pasó con los otros edificios? Sobrevivieron cinco. Además del mencionado, los otros cuatro albergan a La Alameda bar, el salón de eventos Brisas del Plata y una sinagoga. El último que se mantiene en pie, de momento, permanece abandonado. 

Los años más complicados

Los momentos dorados para la Costanera Sur se dieron entre los 20´s y 50´s.

Con el paso de las décadas, la situación cambió lentamente hasta llegar a un abandono total en los años 70. 

¿Qué sucedió? Aparecieron otros lugares de paseo, como la Costanera Norte en 1940, además de que muchos restaurantes y cervecerías de la zona cerraron para siempre. 

Otro de los puntos en contra, que sepultó al balneario porteño por falta de espacio, fue el surgimiento de la Reserva Ecológica. Es un espacio de mucha naturaleza ubicado entre el paseo y el Río de la Plata. 

A mediados de 1970 el único signo de vida que había en la Costanera Sur eran los famosos “carritos”, donde trabajadores llegaban para comer un sandwich improvisado, de lunes a viernes. 

La tradición de los “carritos de la costanera” se mantuvo con el paso del tiempo, pero no hay punto de comparación entre ellos. Los antiguos no estaban habilitados, en cambio, los actuales están todos administrados por el Gobierno de la Ciudad. 

Esta no es una nota gastronómica pero, ya que estamos, recomendamos ampliamente visitar los “carritos”. No es más que un plato al paso, pero la calidad de los productos es excelente y el paisaje inmejorable. 

Un regreso muy esperado

Tras el parate tan grande, en 1990 la Municipalidad empezó a conversar sobre poner en valor toda la Costanera Sur. 

Ya se habían aprobado los planes para embellecer el abandonado Puerto Madero, así que no era un problema mayor extender las obras un poquito más, hasta el borde del Río de la Plata. 

Luego de trabajos intensos, en 1998 la costanera estuvo en condiciones de volver a su esplendor, aunque nunca más recuperó el famoso balneario de los años 20. 

Siempre en el corazón de los porteños

Pasaron más de 100 años y, como pudiste leer, se trató de un siglo agitado para una de las zonas más turísticas de Buenos Aires. 

Los tiempos cambian pero las costumbres no. Una vez que todo estuvo bonito, volvieron las antiguas tradiciones de pasear por la costanera un fin de semana, probar un “choripan” en los carritos y sentarse a degustarlos con vistas al centro. 

La Reserva Ecológica ahora tmbién dio un impulso grande, ya que muchos la visitan luego de dar un paseo interesante por la Costanera. 

Dale una oportunidad en tu viaje. Seguro que este lugar queda cerca del hotel, por lo tanto, es un plan excelente para disfrutar “Baires” durante una tarde soleada.

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