La vida te sorprende minuto a minuto. Tras meses de trabajo, decimos con orgullo que nos convertimos en Embajadores Locales de la Red Argentina de Destinos Turísticos Inteligentes y ahora te contaremos las aventuras de nuestro primer viaje a Carmen de Areco.

Poder completar acciones virtuales es algo espectacular ya que de repente te encontrás creando contenido muy interesante, el cual puede ser de ayuda para el viajero que tiene poca información sobre el destino en cuestión. 

Sin embargo, cuando se trata de una acción presencial, el contexto cambia por completo y las emociones salen a flor de piel. Sobre todo si es la primera vez. 

Entre mensajes y mensajes, hace menos de 15 días nos enteramos que fuimos seleccionados para completar la travesía turística a Carmen de Areco, Buenos Aires, Argentina. 

Además de la ansiedad por descubrir una ciudad que nunca habíamos visitado, también estábamos muy motivados por realizar la primera aventura como embajadores, junto a un grupo de colegas con profesionalidad de sobra. 

Inevitablemente planificamos todo en nuestra cabeza para aprovechar al máximo la jornada y crear contenido maravilloso. ¡Al final de todo, vos nos dirás si salió bien o no!

Los primeros minutos

Sábado 20 de febrero. Colocamos el despertador a las cinco de la mañana pero 20 minutos antes de escucharlo ya no podíamos cerrar los ojos. Había llegado el día. 

El traslado a Carmen de Areco salía desde el corazón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, como muchos ya lo saben, nosotros vivimos en zona sur del Gran Buenos Aires. 

No se trata de un viaje tan largo en cuestión de kilómetros pero en El Diario de Viaje nos gusta llegar puntual a todos lados. Fue por eso que organizamos con tiempo de sobra, por si las dudas. 

A las 6.40 nos paramos en el punto de encuentro y, en cuestión de minutos, pudimos empezar a charlar con los viajeros del grupo. Había sueño, pero la emoción por la aventura era más grande. 

La conversación fue interrumpida para subirnos a una camioneta, prácticamente cero kilómetro, que el Municipio de Carmen de Areco había enviado para viajar 140 kilómetros. 

Hubo intentos de seguir compartiendo anécdotas cuando las ruedas empezaron a girar, pero la comodidad del vehículo nos jugó una mala pasada y muchos no pudimos evitar dormirnos durante algunos minutos. 

¡Bienvenidos a Carmen de Areco!

A las 9 de la mañana atravesamos el arco que te da la bienvenida a la ciudad de Carmen de Areco. 

Avanzamos por una avenida muy pintoresca, rodeada de árboles, que rápidamente nos comunicó con la Plaza Independencia. Estacionamos frente al edificio municipal y ahí nos sorprendieron con una cálida bienvenida. 

Fuimos invitados a ingresar en las instalaciones, ya de por sí muy históricas, para luego acomodarnos en un salón enorme donde nos esperaba un rico desayuno. ¡Espectacular!

Tras recargar energías, aprovechamos el espacio para mantener el distanciamiento social y con el barbijo puesto empezamos a dialogar sobre todas las actividades a realizar en prácticamente 11 horas de recorrido. 

Casco urbano

Finalizada la conversación, volvimos a la calle e iniciamos el paseo acompañados por historiadores y personal de cultura, que durante todo el día estuvieron contando detalles de la ciudad. 

Antes de continuar, nos gustaría dejar algo en claro: cada sitio que visitamos en Carmen de Areco tendrá su nota individual. La idea es contarles con precisión (en un futuro cercano) sobre lo conocido. Hoy solo es un resumen de la aventura. 

¿Dónde nos quedamos? Ah, si, en el momento exacto que cruzamos la plaza y nos topamos con la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. 

Con casi 160 años, es de los mayores iconos urbanos. Caminamos, tomamos fotos, disfrutamos su historia y luego continuamos recorriendo el casco urbano donde está, entre otros, el colegio N°1 y la histórica construcción del Banco Provincia. 

Balneario Carmen de Areco

Tras la primera aventura, nos subimos otra vez a las “combis” con el objetivo de desplazarnos a un espacio cargado de naturaleza, a pocos minutos del centro e ideal para disfrutar un día soleado: el Balneario Carmen de Areco. 

Allí tuvimos 30 minutos para recorrer a nuestro gusto. Con los viajeros amigos, exploramos  la zona que desde temprano ya estaba con movimiento turístico. 

Desde tomar una simple foto hasta cruzar el Río Areco por un puente colgante. Hicimos de todo pero, como ya lo mencionamos, sobre estas experiencias te contaremos más adelante. 

¡Casi lo olvidamos! En el camino disfrutamos de una breve parada para conocer la fachada de una vivienda construida en 1880. De las más antiguas de la ciudad que aún siguen en pie. Ideal para indagar sobre las leyendas locales. 

Rumbo a la vieja estación

Como casi todas las urbanizaciones que se mantienen firmes en la enorme provincia de Buenos Aires, Carmen de Areco tuvo una maravillosa estación ferroviaria. 

Construida a finales del siglo XIX, permaneció en plena actividad hasta el año 1995, cuando lamentablemente los trenes dejaron de pasar. 

Allí conocimos su historia, paseamos por los alrededores y escuchamos con atención a los profesionales que nos dieron a conocer muchas curiosidades del lugar, donde hoy funciona un establecimiento policial. 

La idea es utilizar el sitio para armar un lindo proyecto cultural. ¡Volveremos para disfrutarlo!

Un almuerzo espectacular

El recorrido por la estación finalizó en pleno mediodía y la mezcla de emociones provocó que la panza empezara a reclamar algo de comida. 

Fue justo en ese preciso momento que todos viajamos con las camionetas a un predio rodeado de naturaleza, donde el Municipio de Carmen de Areco, en conjunto con el centro de ecuestre “La Feria Vieja”, nos esperaban con carne asada. 

Hay que ser sinceros. En este momento no nos alcanzan las letras del teclado para poder expresar con palabras lo rico que estuvo este abundante plato de comida. 

Había que continuar paseando y por eso nos limitamos a disfrutar dos sanguches cargados de carne, que había sido cocinada durante seis horas. Sin embargo, nunca dejaron de ofrecernos para que nuestro paladar continúe disfrutando. 

Allí conocimos a muchas personas, disfrutamos la tarde rodeados de caballos y hasta probamos un exquisito “pastelito” de membrillo mientras recibimos un pantallazo de la cultura local. ¡Ya te contaremos más!

Una tarde en Gouin

Panza llena, corazón contento, dice el dicho. Bajo esa situación despedimos el lugar con una sonrisa enorme y subimos a las “combis” para viajar hasta Gouin: localidad de Carmen de Areco, ubicada a 11 kilómetros de la ciudad. 

Antes de parar el vehículo tuvimos algunas aproximaciones visuales desde la ventanilla y, con lo que llegamos a mirar, notamos que era un sitio muy especial. 

Bajamos, recibimos las indicaciones históricas y tuvimos 60 minutos para recorrer el pueblo a nuestro gusto. Un plan ideal para disfrutar la tarde de verano. 

Caminamos junto a los viajeros del grupo y pronto conocimos un bar legendario. Luego, paseamos por la vieja estación, descubrimos un club deportivo, avanzamos por las calles arboladas y hasta descansamos algunos minutos en la plaza principal. 

Tener la posibilidad de visitar un pueblo con 500 habitantes, en el corazón de Buenos Aires, no es algo que suceda todos los días. Es por eso que desde el primer al último minuto le sacamos el mayor provecho.

Leyendas en el cementerio

Se aproximaba el atardecer y las aventuras por Carmen de Areco seguían en pie. Desde Gouin volvimos a la ciudad cabecera del partido con el objetivo de conocer un sitio muy especial: el cementerio. 

Al principio casi nadie sabía con qué escenario nos encontraríamos, por eso el factor sorpresa jugó un papel muy importante en ese momento. 

Conocimos su historia, nos dividimos para recorrer los pasillos y, casi sin intenciones, todos nos volvimos a encontrar en un punto impactante: la Torre del Silencio. 

Una vez más aclaramos que la historia sobre esta mole de ladrillos será contada en una nota especial. Por ahora solo adelantamos que es super interesante, se continúa escribiendo en la actualidad y hasta podría ser ideal para grabar una película “basada en hechos reales”. 

Despedida a pura torta frita

La última parada fue en la pulpería de Longo, donde Joaquín y personal del municipio nos esperaban con una rica merienda para despedir la jornada. 

Entre tantas cosas ricas para probar, la mayoría de nosotros apuntó al mismo sitio: la canasta donde había torta frita recién salida del horno. ¡Una delicia!

Entre risas y anécdotas terminamos la merienda, para luego regresar a la combi que nos trasladó hasta la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Llegó al mismo punto donde nos había encontrado a la mañana. Impecable. 

¡Muchas gracias!

Volvemos a resaltar que este viaje a Carmen de Areco fue nuestra primera experiencia como Embajadores Locales y salió perfecto. 

Además de poder cumplir con nuestra tarea de registrar cada sitio a conocer, también recibimos una cálida bienvenida por parte de todas las personas con las que nos cruzamos y eso se valora mucho. 

Finalmente, agradecemos una vez más a todo el Municipio de Carmen de Areco y a los organizadores de la Red Argentina de Destinos Turísticos.

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