No somos especialistas en el Covid 19 ni tampoco tenemos idea de cuándo podría volver todo a la “normalidad”. Sin embargo, vivimos en Argentina y luego de siete meses dejamos la casa por primera vez para salir a comer por Buenos Aires en tiempos de pandemia. A continuación nuestra experiencia. 

Solo faltan 62 días para que el 2020 pase a la historia y no hay dudas que fue un año de locos. En nuestra provincia el virus continúa desplazándose con velocidad y claro que los casos son muchos más que en marzo, cuando se desató la pandemia. Solo aprendimos a convivir con el riesgo. 

Tranquilo/a que esta nota no será una reflexión creada a partir de pasar tanto tiempo en cuarentena. Elegimos las palabras anteriores como una introducción, la cual sirve para dejar en claro que Buenos Aires se puede disfrutar más que en marzo (por ahora) pero nuestros cuidados deben ser muchísimo más rigurosos. 

¿Se puede degustar una hamburguesa en un local de comida rápida?

Nuestro primer contacto con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue el 12 de octubre. Caminamos por la histórica Avenida Corrientes, que estaba prácticamente vacía porque se trató de un día feriado, mientras observamos con tristeza cómo los teatros aún tenían las viejas publicidades de las últimas funciones realizadas en febrero. 

Después de estar cara a cara con el Obelisco, avanzamos un poco más y decidimos sentarnos a comer en una hamburguesería muy conocida en Argentina, que tiene el nombre de un condimento. 

La respuesta al subtítulo es sí. Si se puede disfrutar un plato de estas características en pleno corazón de Buenos Aires, pero hay muchas cosas a tener en cuenta: 

  • Solo están habilitadas las mesas al aire libre, por lo tanto, el sitio llega a su capacidad máxima mucho más rápido que antes. 

  • El pedido ya no te lo entregan sobre las clásicas bandejas, sino que desde la cocina pasan a una bolsa para cuidar el protocolo. 

  • Alrededor de las mesas, que están bastante separadas una de la otra, solo se pueden sentar cuatro personas. Nosotros somos cinco y hubo que dividirse.

  • Cuando se ingresa al local para pedir el “combo” es obligatorio el uso de barbijos, tapabocas, etc. 

  • En la entrada había una enorme botella de alcohol en gel y se recomendaba hacer uso de la misma antes de ingerir los alimentos. 

  • Los baños solo pueden ser utilizados por el cliente.

La experiencia fue buena. Claro que es necesario respetar todos los requisitos establecidos a causa de la pandemia, pero no hay nada como almorzar con vistas al Obelisco. 

Almuerzo “ejecutivo” a orillas del Río de la Plata

Ya sabés cómo organizarte para comer sin riesgos en un local de comida rápida en Buenos Aires y, en líneas generales, la mayoría de los procedimientos que fueron mencionados más arriba sirven para orientarse en cualquier comercio gastronómico.

Pero en El Diario de Viaje no nos quedamos con una sola experiencia y es por eso que viajamos por la ciudad y el conurbano para chequear otros tipos de servicios. 

La segunda experiencia ocurrió en zona norte, precisamente en el barrio de Martínez, el último miércoles 28 de octubre. A diferencia de la primera, el sitio donde almorzamos es un clásico restaurante de la zona, muy frecuentado por todo tipo de clientes. 

Al llegar elegimos una mesa al aire libre, pegada al Río de la Plata para poder obtener vistas inigualables, y a los minutos disfrutamos un plato de fideos sencillo pero muy rico. 

¿Qué podemos destacar del almuerzo?

  • Ni bien nos sentamos, el mozo nos alcanzó las servilletas y una botella mediana de alcohol en gel para que podamos higienizar nuestras manos las veces que sea necesario.

  • Los cubiertos y el pan fueron entregados en pequeñas bolsas de “papel madera”, a diferencia de antes que eran apoyados sobre el mantel o, en el caso del pan, dentro de una canasta. 

  • Al igual que en el lugar de comida rápida, los empleados están permanentemente con el barbijo colocado y mantienen una distancia prudencial con los clientes. 

  • A la hora de pagar, lo hicimos mediante una tarjeta de débito. Antes era normal que el mozo regresará a la mesa con un papel donde vos tenías que firmar, pero en tiempos de pandemia no sucedió. 

  • El interior del local se caracteriza por tener grandes ventanales, que estaban abiertos de par en par. Durante nuestro almuerzo no vimos a nadie que hiciera uso de las mesas preparadas allí, pero si notamos que una pareja quiso ingresar y el mozo les tomó la temperatura con un moderno aparato. 

Reserva para festejar un cumpleaños

El último 29 de octubre tuvimos la oportunidad de salir a la calle una vez más. ¿El motivo? Habíamos reservado una mesa en un lindo restaurante de zona sur para festejar un cumpleaños con cinco platos de por medio. 

Al llegar tuvimos la posibilidad de elegir entre una mesa al aire libre u otra bajo techo. No fue un jueves de mucho calor, por eso optamos por la opción de almorzar adentro. 

La comida fue exquisita y el momento festivo se prestó para conversar sentados durante casi dos horas. Estuvimos prácticamente solos en el local, dado que en dicho lapso nada más que dos personas ocuparon otras mesas, alejadas de la nuestra. 

¿Qué te puede interesar de esta tercera experiencia?

  • Tal cual sucedió en los dos casos anteriores, el cliente y los empleados deben permanecer con el barbijo todo el tiempo, a excepción del momento en el cual hay que llevar la comida a la boca. 

  • El distanciamiento social también se cumple. 

  • Cada mesa está equipada con un frasco de alcohol en gel, el cual se puede utilizar de manera ilimitada. 

  • Acá los cubiertos no llegaron en una bolsa de “papel madera”, sino que venían completamente envueltos por una plástica. El pan fue depositado en las clásicas canastas. 

  • Lo más llamativo fue que ya no te entregan una carta física. Cada mesa tiene un cartel protagonizado por un código QR. El cliente debe enfocarlo con la cámara de su celular y desde ahí acceder al menú. 

  • Pagamos con una tarjeta de crédito y, al igual que en zona norte, no es necesario firmar el papel. 

  • A la hora de reservar, debímos llenar una delcaración jurada donde confirmamos que ninguno de nosotros habíamos tenido o tiene covid 19. Es por eso que pudimos acceder al local para comer bajo techo. 

Visitamos tres lugares totalmente diferentes y alejados entre sí. En todos nos sentimos cómodos, la atención fue buena y observamos que se cumplen todos los protocolos establecidos para evitar la propagación del Covid 19. 

Obvio que comer en casa es lo más seguro, pero disfrutar un plato diferente en algún local es totalmente viable. Además, de esta manera también se colabora con los comerciantes que están haciendo malabares para cubrir todos los gastos con tan pocos clientes.

¡Esperamos que la nota te haya gustado! Y ya sabés: a cuidarse y cumplir con todas las normas establecidas por los profesionales.